He viajado a y de el aeropuerto El Prat en Barcelona muchas veces, y cada vez he tenido una experiencia cómoda. El aeropuerto está lleno de varias tiendas y restaurantes, y tiene vuelos a casi cada metrópoli en el mundo—actualmente, El Prat ocupa el número 32 en el ranking de los aeropuertos más activos (por pasajeros) a escala mundial. Es el segundo aeropuerto más grande del país tras el Aeropuerto de Madrid-Barajas.
El aeropuerto en sí contiene dos terminales de pasajeros, la terminal T1 y la terminal T2. Ciertas aerolíneas están ubicadas en T1, y otras están ubicadas en T2. La terminal 1 es subdividida en las áreas A, B, C, D y E, mientras la terminal 2 tiene T2A, T2B, y T2C. En general, he encontrado que las líneas aéreas low cost aterrizan y despegan de T2, y las otras de T1 (que es la terminal más grande del aeropuerto). En los últimos años el tráfico de las líneas aéreas de bajo coste ha crecido mucho, y las he usado por toda mi estancia en Barcelona.
Una de las ventajas de este aeropuerto es que está situado muy cerca del centro de la ciudad, en El Prat del Llobregat (el pueblo que le da el nombre “El Prat”). Por eso, es muy fácil llegar al aeropuerto. Mi medio de transporte favorito es el Aerobús, un servicio privado de buses. Estos buses salen de la Plaça Catalunya (y Plaça Espanya), y viajan a ambas terminales. Su precio es 5,30€ para un trayecto o 9,15€ para ida y vuelta. Es muy sencillo—simplemente coge el metro al Plaça Catalunya, sube el Aerobús azul, y en 30 minutos, estarás en la terminal. Claramente, es fácil navegar el aeropuerto; justo una razón más por la que he disfrutado mis viajes mucho durante este semestre.