Una de mis amigas de Tejas y dos de sus amigas, que están estudiando en Florencia, vinieron a Barcelona un fin de semana. Ellas querían probar las tapas y también el marisco de Barcelona, y pensé que Cal Pep sería el sitio perfecto para llevarlas. Yo nunca había ido a Cal Pep, pero había oído que era excelente.
Fue un jueves por la noche, y no teníamos reserva. Por eso, tuvimos que esperar por lo menos treinta, quizás casi cuarenta y cinco, minutos. Cal Pep solamente se acepta reservas para grupos de cuatro o más, y solamente para el cuarto en el fondo del restaurante. Todos sin reservas tienen que esperar para una silla en el bar en frente del restaurante. Entonces, nosotras esperamos en la fila por algunos asientos en el bar.
Por fin, después de bebernos la mayoría de nuestra botella de vino, tres asientos estuvieron disponible. Mis tres amigas se sentaron y yo esperé para la silla al lado de suyas. El hombre viejo que la tuvo estaba pagando su cuenta. Pero, desgraciadamente, cuando el hombre vio a mí y a mis tres amigas, el no quería dejar del restaurante. Él habló con nosotras sin parar, aunque estaba claro que yo quería su asiento. Incluso el dueño le preguntó al hombre si dejaría que yo pudiera sentarme, pero ni así lo hizo! Por suerte, después de cuatro meses en España, estoy acostumbrado a comer de pie, y por eso, podía disfrutar de la comida, aunque el hombre era un poco irritante.
Bueno, lo importante no era el hombre, sino la comida. Cal Pep no tiene una carta ni un menú. Porque todos los ingredientes son frescos, los platos cambian cada día. Por eso, el camarero escoge qué platos te da, pero si hay algo que no te gusta, puedes decirle. Yo quería probarlo todo, pero mis amigas no podían gastar mucho dinero. Por eso, hablamos con nuestro camarero y aunque él era un poco impertinente al inicio, nos ayudó a crear un menú que nos pudimos permitir. Nos puso pan con tomate, croquetas de mariscos, espinacas con garbanzos, almejas con jamón, pequeños mariscos fritos, y hombro del rape con patatas. Todos eran deliciosos, pero el rape era lo mejor, sin duda.
Toda la comida y una botella de vino nos costaron 80 euros. Aunque la comida era fantástica, no estoy segura si volveré porque es muy caro. Sin embargo, estoy feliz que fui por lo menos una vez a Cal Pep. Se lo recomendaría a alguien que pudiera permitírselo.
Cal Pep
Plaça de les Olles, 8.