Habia una vez un mundo lejano y oculto, donde vivian las gentes denominadas como els Catalans. Por su naturaleza solian estar a contracorriente y por ello luchaban contra las instituciones. Tenian un estilo único con unos peinados inolvidables que representaban sus almas.
En este mundo, recien llegandos la Y i el R se vieron forzados a completar un curso obligatorio de castellano (A aquest món on es parla Català?) en la Universitat Autonòma de Barcelona (UAB), que por cierto NO está en Barcelona.
Para llegar a la UAB, nuestros dos protagonistas tuvieron que embarcar en tren con un billete mágico de dos zonas, porque como os he dicho la UAB NO está en Barcelona. Siendo respetuosos con el sistema de Cataluña, por casi cuatro semanas, la Y i el R obedecieron los reglamentos opresivos y compraron el billete adecuado de dos zonas.
No obstante, al empezar a integrase a la cultura catalana, fueron inspirados a seguir las normas culturales de los otros estudiantes de la UAB. ¿Y qué cuales eran estas normas? De nuevo como ya os he dicho, eran estar a contracorriente, de estar contra la institucion, y de no comprar el billete de dos zonas, sino de una sola zona.
El último día de clase, sintiéndose más rebeldes de lo que era normal para ellos pero apropiado para los estudiantes Catalanes, cogieron el tren desde la estación de Provença seguros de ganarle al sistema regulatorio de ferrocarriles llevando billetes de una sola zona en lugar de los prescriptivos de dos zonas.
Al llegar a la UAB, que NO está en Barcelona, se bajaron del tren victoriosos, sintiéndose verdaderamente integrados en la cultura catalana. Pero la celebración se les derrumbo al enfrentarse a los monstruos de las chaquetas rojas. Inmediatamente los dos se volvieron pálidos y debido al miedo el R ni castellano ni catalan pudo hablar.
Siendo valiente la Y cogio al R e intento cruzar a la zona UAB con los billetes no validos. Pero su valentía no fue bastante y desde luego los pillaron. La Y seguia con su mentalidad de que le ganaria al sistema e intento defenderse suplicando de que NO eran Catalanes ni ella ni el R, que seguía mudo.
Sus suplicas fueron en vano y les obligaron a pagar una multa de 50€ para conseguir su libertad. Desde entonces, la Y i el R juraron nunca mas tratar de integrarse a este aspecto revolucionario de la cultura catalana. ¿Y qué os enseña está tragedia? La rebeldia viene con un precio de 50€.