De mis primeros momentos aquí en Barcelona, sabía que tendría que visitar Els Quatre Gats, el café famoso de hace cien años. Al inicio, sólo intenté visitarlo porque es un sitio importante en el libro La Sombra del Viento por Carlos Ruiz Zafón. Después, descubriría que este sitio tenía un gran importancia durante la historia de Barcelona.
 
Abierto en 1897, el café rápidamente se convirtió en un centro del modernismo catalán, el estilo de arquitectura que ha levantado Barcelona al centro de la atención por Gaudí y Lluis Doménech y Montaner. El café está ubicado en el nivel bajo de la Casa Martí, un edificio neogótico de otro arquitecto modernista, Josep Puig i Cadafalch. 
 
Hay varias interpretaciones del nombre del restaurante. Uno dice que el nombre fue homenaje al café famoso en Paris, Le Chat Noir, porque su fundador murió recién. Otra interpretación dice que el nombre viene de la expresión cuatre gats en catalán, que significa «personas insignificantes».
 
A pesar de esta confusión, durante los pocos años que se mantuvo abierto (cerró en 1903), era un centro de varios tipos de arte. Tiene una gran tradición de exposiciones y tertulias. Las dos primeras exposiciones fueron de Picasso en 1900. Picasso visitaba Els Cuatre Gats a menudo durante los primeros años de su carrera. Y como vestigio, hoy en día sigue usando las cartas diseñadas por Picasso de esos años.
 
Como resultado de los problemas económicos, fue cerrado en 1903. Si tres hombres de negocios no lo hubieran encontrado en los años setenta, no habría sido abierto para el público hoy. También, ha sido renovado como parte de los esfuerzos de la ciudad para demostrar su historia artística y cultural.
 
Hoy, es una cervecería muy animada y histórica. En realidad, no es un restaurante fantástico. Comimos un primer plato de raviolis que fue muy rico, pero solo había ocho trozitos. El atún y la tortilla fueron suficientes, pero hay mejores opciones para cenar. También, los camareros eran ampulosos. La sala estaba muy bien decorada con azulejos modernistas, dibujos coloridos y artículos de periódico contando la historia del café. Os recomiendo que lo visitéis para ver el sitio y aprender la historia, especialmente después de una visita al cercano museo de Picasso, pero sólo para un café o un postre.