A y yo asistimos a un partido del Barça el 19 de octubre. Esa noche, Barça venció por dos goles a cero al Viktoria Plzen en el tercer partido de la fase de grupos de la Champions League. Viktoria Plzen es un club de fútbol situado en Pilsen (República Checa), y ellos eran claramente inferiores en comparación a Barça. Los catalanes se pusieron en ventaja a los 10 minutos con un tanto de Andrés Iniesta y liquidaron el partido a los 38 de la segunda parte por intermedio de David Villa.
Aunque el partido fue el miércoles, el estadio Camp Nou estaba lleno de gente. Como buenas hinchas, A y yo compramos Pringles y Haribo ‘Fresa-Ballas’ en una caseta dentro del el estadio. Las casetas también vendían frankfurts, algunos bocadillos, y varias bebidas. De modo interesante, las bebidas alcohólicas no son permitidas en Camp Nou—probablemente una buena idea, con todos los hinchas locos allí.
El partido en sí fue muy interesante. A pesar de algunas tribulaciones (durante la segunda etapa, Messi se cayó), lo intrincado y el manejo de los pies de los futbolistas fueron increíbles. No podía apartar la vista del campo durante el partido entero. También, el ambiente definitivamente fue una experiencia. Nos sentamos al lado de algunos viejos catalanes. Ellos habían venido al partido solos, y estaban muy emocionados por todo el partido. Hablaron en catalán durante el partido, comentando sus futbolistas favoritos y varias jugadas. Para ellos (y los demás hinchas en Camp Nou), Barça es como una religión.
Después del partido, A y yo nos perdimos. Pero con la ayuda de un busero amable, nos las arreglamos para encontrar nuestro camino de regreso. ¡Qué divertido!