James Blake es un artista post-dubstep; esto es, su música contiene rasgos del antiguo género electrónico y también incluye elementos de música ambiental. El 8 de diciembre, él se presentó en Barcelona con otros dos actos de apoyo. El concierto fue una experiencia transcendental; durante algunas horas, el club Razzmatazz se convirtió una sala de música especial y era posible presenciar el local como algo más que un espacio utilizado por estudiantes que simplemente desean festejar. En la audiencia, habían espectadores de todas las edades, algunos fanáticos del artista, algunos que nunca habían oído de él. Sin embargo, la música de Blake llenó la antigua fabrica, y el contrabajo sirvió como el pulso colectivo de la audiencia.
Este fue mi primer concierto en Barcelona, y realmente me impresionó. Tuve la oportunidad de observar (y oír) a la ciudad desde otro punto de vista; era interesante ver a un artista de Inglaterra frente a una audiencia internacional en España, interpretando música que es apreciada por una gente tan diversa. Como el resto de los espectadores, mis compañeros CASB y yo estuvimos en un estado casi hipnótico durante la actuación, un testamento a la apreciación colectiva de la audiencia por el artista. Aunque no creo que voy a poder oír bien durante semanas, este concierto, un evento afortunado y al azar, ha sido una de mis experiencias favoritas en Barcelona.