Aunque normalmente la costa norte de Cataluña, la Costa Brava, se considera el destino esencial de playa de los barceloneses, ello no significa que las playas meridionales de Cataluña y del norte de Valencia no sean preciosas. De hecho, Peñíscola, una pequeña y antigua ciudad del norte de Valencia es increíble.

Imagínate un promontorio fortificado con playas impecables por tres lados y una ciudad amurallada de callejones serpenteados. A pesar del desarrollo reciente por ambos lados del promontorio, las playas y la ciudad antigua han mantenido su belleza. Fuera de la ciudad amurallada no hay mucho que ver, pero la ciudad y las playas son suficientes para dos días o un fin de semana de distracción.
Además de la ciudad y su callejones, hay el castillo y su museo en la cima del promontorio. El castillo era hogar del Papa Luna durante su exilio en el siglo XV así que hay exhibiciones tratando de su estancia en Peñíscola y del papel de los templarios en su protección (3 euros). También, hay un jardín con un refugio para las aves de presa incluso unos halcones reales (2 euros). Pero lo más interesante es la vista increíble de la torre principal del castillo.
Aunque es más o menos remoto, Peñícola es un destino popular en el verano,
así que es recomendable ir lo más pronto posible. El hecho de que es lejano también lo hace un poco inaccesible. Pero hay trenes entre Sants Estación y Benicarlo-Peñíscola (48 euros) y un autobús desde la estación al centro de Peñíscola. Mientras que los autocares que circulan entre Barcelona y Peñíscola son más baratos (38 euros) requieren una hora extra (2 horas por tren y tres por autocar).
Trasporte: Tren 48 €/ 2 horas www.renfe.es