El jueves pasado, una de mis mejores amigas de Houston vino a visitarme. Tuvimos un día largo, y por eso, no salimos de casa para cenar hasta un poco tarde, a las 22. Quería llevarla a Bar del Pla, un restaurante en el Born que me gusta muchísimo. Desgraciadamente, cuando llegamos, estuvo lleno. Debería haber hecho una reserva. Pero, por suerte, Bar del Pla está muy cerca de otro restaurante, Tapeo, que quería probar. Por eso, caminamos unos minutos hasta Tapeo, que está al otro lado de la calle del famoso Xampanyet (como Xampanyet estaba muy atestado y la comida es más tradicional, escogimos comer en Tapeo).
Tapeo también estaba atestado (tiene capacidad para 20-25 personas, más o menos), pero había una mesa para dos, y por eso, no tuvimos esperar. El espacio era muy moderno y sencillo, con mesas y sillas blancas, y alumbrado cálido. Todas las sillas (y mesas) eran altas, como taburetes, y aunque esto no me molesta nada, era menos cómodo que un restaurante como Bar del Pla.
La comida de Tapeo era una mezcla de la tradicional y la moderna. Usaban muchos ingredientes tradicionales pero de nuevas maneras. Por ejemplo, para beber, nos pedimos la sangría de cava. Era más ligera pero tan refrescante como la de vino tinto. Incluyó manzanas y peras, un buen cambio de los limones y las naranjas habituales.
Para comer, nos pedimos algunos platos para compartir. Empezamos con una ensalada con fresas y parmesano que era muy deliciosa. Era salada y dulce, una combinación perfecta. También nos pedimos una hamburguesa con foie gras y mayonesa de ceps que mi amiga y yo pensábamos ser una de la mejor del mundo! Además, nos pedimos espárragos fritos con romesco, huevos estrellados con butifarra negra y patatas, y por fin, albóndigas con sepia. Todos eran muy deliciosos y los recomendaría.
Sin duda, yo volvería a Tapeo para comer otra vez. Toda la comida era excelente y quería probar todos los platos que los otros clientes habían pedido. Pero, si tuviera que elegir entre Bar del Pla y Tapeo, escogería Bar del Pla, porque la comida, aunque es un poco más cara, es única, y también porque el ambiente es más acogedor.
Los cinco platos y la jarra de sangría nos costaron 60 euros.
Tapeo
Carrer de Montcada, 29